miércoles, 11 de diciembre de 2013

En busca de la felicidad...

Como bien dice una gran amiga, somos la generación de las emociones, o por lo menos esa es también mi opinión, una generación, que en la mayoría de los casos valora los placeres de la vida, el goce, disfrute, el estar rodeados de amigos... Una generación perdida sí, pero muy emotiva.

A la mayoría, no nos dejaron expresar nuestras emociones de niños, nos decían cosas como:
  • No llores,  eso es de niños pequeños, lloras, luego eres débil, no deben verte llorar; 
  • No està bien enfadarse y sentir rabia, no muestres eso en público;
  • Si te ofrecen algo di que no.
¿Por qué? ¿por qué no llorar igual que reír? ¿por qué no enfadarse cuando toca hacerlo?, ¿por qué tanto pensar en el que dirán? si al final dicen igualmente...

  • No hagas esto que puedes caerte, pues ¿porqué no? me caígo, quiero y debo sentir miedo, porque si no nunca seré capaz de enfrentarme a mis miedos, porque si caígo cojo impulso y me levanto con más fuerza.

En ocasiones sobreprotegidos y también limitados. Incluso muchas veces sin poder llamar a las cosas por su nombre.

Y lo mejor de todo, buscando la felicidad incansablemente, pensando que la felicidad una vez se consigue es eterna y dura siempre. Hasta que al final descubres que la felicidad sí, existe, pero eres feliz en determinados momentos de tu vida, de tu día a día, no eternamente. Al principio cuesta asumirlo, pero al final aprendes a disfrutar de esos momentos y cuando llegan los malos, que también forman parte de la vida, te sientes mejor y con más fuerza y lloras cuando tienes ganas de llorar y aunque estes triste te ríes, porque a pesar de las desgracias, dentro de ti existe esa felicidad tan buscada, que aunque a veces tarde, siempre llega.






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