Se suele decir que las malas experiencias " te hacen más fuerte", pero yo diría que no es que te hagan más fuerte, si no que van entrando en tu mochila y se convierten en miedos, a veces en inseguridades y hacen que tus límites estén aún más altos, ahora la botella no está ni medio llena ni medio vacía, simplemente está llena.
En mi opinión, las malas y porque no las buenas experiencias, no te hacen más fuerte, simplemente te enseñan a qué en la vida hay que adaptarse a los cambios, hay que aceptar cosas que duelen y aprovechar las cosas buenas y recordarlas, porque también pasaron. Sobretodo y quizás, lo más importante, es que hay que aprender de todo aquello que vivimos y seguro que en la próxima ocasión no cometemos los mismos errores, otros tal vez, pero somos humanos/as.
Lo bonito y lo importante de todo esto es, que al final, seas feliz con tus decisiones y con tus actos y si no tranquilo/a, tu cuerpo es sabio y emite señales, señales que te indican que algo no va bien, es el momento entonces de escucharlo.
¡Y pasa la vida, y que pase, porque eso es estar vivo/a!