jueves, 21 de noviembre de 2013

Música, el ritmo de la vida

De niña me encantaba encerrarme en mi habitación y coger los vinilos de mi hermana, aquellos que incluían las letras de todas las canciones. No paraba de cantar y cantar, daba lo mismo si la letra era en inglés o en español, creo incluso que en aquella época mi pronunciación de inglés era mejor que ahora, lógico, horas y horas de lectura de canciones de U2, Dire Straits, Spandau Ballet, Madonna, Queen... bandas sonoras tipo Dirty dancing, Pretty Woman...
Era feliz, tremendamente feliz, ese momento era para mi mi momento, ese y cuando me plantaba delante del televisor de casa y pulsaba el "play" del vídeo para ver Flashdance. No me cansaba de bailar y repetir una y otra vez el salto del baile final.

Quizás mis inicios en la música, fueron las cintas que escuchaba en el ford fiesta rojo de mis padres, en aquellos largos viajes a la playa o al pueblo, viajes que parecían largos y que ahora se hacen cortos.

En la escuela, recuerdo uno de mis primeros bailes de fin de curso, la canción hablaba de las estaciones del año, que por aquella época eran cuatro. Más tarde Alex y Cristina me hicieron inventar una coreografía.

Después llegaron las noches de baile con mis amigos/as, inolvidables noches, llenas de risas, lágrimas a veces, porque somos y éramos superemocionales, estábamos llenos de vida y aún lo estamos.

Ahora, la música me despierta por las mañanas y si puedo, me acompaña durante el día.
La música acompaña nuestras vidas y el ritmo de la mía debe estar acompañado de música. Si estoy triste me alegra, si estoy alegre me acompaña, me hace sentir emociones y cuando escucho algunas canciones que antes ya había escuchado, me invaden recuerdos, siempre buenos recuerdos y las mismas emociones sentidas. Un gran poder que tiene la música.


"En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad" (Schopenhauer)





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